Por Juan C. de la Cruz
A propósito de los resultados de la evaluación educativa realizado globalmente por PISA, creo que es un reflejo perfecto de la realidad nacional.
Lo increíble en nuestro caso es que los que nos gobiernan y sus simpatizantes (casi medio país), no admiten la realidad y pretenden vendernos una utopía.
Se nos vende una economía creciente y modelo en la región, pero nunca se contabiliza ni se menciona el factor de la corrupción ni los recursos de rubros como el narcotráfico (qué la historia reciente da fe del volumen que este rubro representa).
Pero la peor rapiña que nos ha afectado es el famoso flagelo de la corrupción administrativa. Individuos magos que aun modelan sus desventuras y andrajos, pero presentan patrimonios multimillonarios -la sociedad sabe a quienes me refiero-, podría nombrar algunos, pero me podría costar desde una celda hasta una persecución que atente contra mi integridad y la de los míos (como les está sucediendo a algunos).
Y para qué hablar de la ineptitud de varios de los que dirigen y pretenden dirigir los destinos y carteras estatales.
Increíblemente: la prensa comprada, la iglesia callada, los simpatizantes en estupor -hasta defendiendo lo indefendible-, ven virtud hasta en la torpeza y esconden la materia gris, reusándose a la critica y a admitir lo tosco y descabellado. Le proponen cabalgar sobre un penco y eso aceptan. ¡Increíble!
Tales realidades alejan a distancias astronómicas cualquier posible luz que pudiera estar brillando en el lejano horizonte.
Por eso estoy persuadido de que una sociedad tan corrompida solo puede ser despertada de su hibernación y estupor por un milagro divino. En el Chapulín el que se encontraba en peligro exclamaba: ¡Oh! ¿Y ahora quién podrá defendernos? En lo concerniente al grave caso nacional hay que responder: ¡Sólo el Señor puede ayudarnos!
En el ínterin y en lo personal, necesitamos una causa y una gran motivación para no sucumbir a la presión y al deterioro creciente que modela nuestra nación. Y sé que debido al negativo incentivo nacional de consignas, protecciones y planes de razones nobles y fuertes; deberíamos acuñar la causa del Señor y Soberano universal.
También nos corresponde rogar así: Señor, no tomes en cuenta nuestras muchas iniquidades, ni transgresiones, ni nuestros robos, ni nuestra rampante idolatría nacional. Muestra mucha compasión y misericordia por nosotros. Abre nuestros ojos a la luz de Cristo, quita el estupor de los inconscientes y cúbrenos con tu gracia.
¡Que podamos rezar: "Dios, Patria y Libertad"; y recitar el Evangelio: "Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres"! (Juan 8.32).
Que podamos crear conciencia de nuestra profunda necesidad de conocer al Señor Jesucristo quien es por autodefinición: "El Camino, la Verdad y la Vida". (Juan 14.6)
Extraordinaria ponencia, felicidades Prof. La pura verdad, solo Cristo nos puede salvar.
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