viernes, 25 de enero de 2019

La Caída de Satanás

Posted By: Dominicana al dia - enero 25, 2019

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La Caída de Satanás

Por Juan José Pérez
La Caída de Satanás Por Juan José Pérez Uno de los temas mas intrigantes de la Biblia, o que genera más interés y curiosidad, es el tema de los ángeles y los demonios, lo cual, en palabras de Michael Heiser, es “sintomático de nuestra cultura con un apetito insaciable por el mundo sobrenatural”.
Pero creo que este interés, a veces hasta desmedido, no siempre es proporcional con la confiabilidad de la información que se enseña en nuestras iglesias. Parte de la razón de esto es que, o no escudriñamos todo lo que la Biblia dice al respeto, o lo que estudiamos lo evaluamos a la luz del contexto de la historia de la iglesia y no del contexto de los escritores Bíblicos. Uno de los temas particulares en los que más se manifiesta esto es en el de la caída de Satanás.
Lo que tradicionalmente hemos aprendido es que en algún momento, tal vez entre Génesis 1:1 y Génesis 1:2, hubo una rebelión angelical en el cielo encabezada por Satanás que trajo como resultado su expulsión a la tierra.
Típicamente se utiliza como fundamento Isaías 14 y Ezequiel 28, ambos interpretados a la luz de Apocalipsis 12. Pero creo que esta interpretación pasa por alto que Apocalipsis 12:7-10 no trata con la caída de Satanás, sino con su derrota. Y este es precisamente mi punto de partida: una cosa es la caída de Satanás, que sucedió en el principio, y otra cosa es la derrota de Satanás, que sucedió cuando Cristo murió en la cruz y resucitó y que se consumará cuando este sea juzgado y echado al lago de fuego.
Si nos remontamos al principio de la historia, que es desde cuando Satanás ha sido mentiroso y homicida (Jn. 8:44), notaremos que todo lo que Dios había hecho, los cielos, la tierra, los mares y en todo lo que en ellos hay “era bueno en gran manera” (Gen. 1:31; cf. Neh. 9:6).
No hay evidencia, ni en el contexto inmediato ni en algún otro texto de las Escrituras que sugiera la existencia del mal moral antes de la creación del ser humano. De hecho, si leemos detenidamente Ezequiel 28:11-19 podemos ver que este el querubín que hoy conocemos como satanás fue creado por Dios (vv. 13,15), dotado de sabiduría y hermosura (v. 12) y puesto en Edén con propósitos protectores (vv. 13-14), así como también puso otros querubines para cuidar el árbol (Gen. 3:24). Claro que, esto suscita una pregunta: ¿de qué protegería este querubín a Adán y Eva en el huerto en Edén en un mundo donde no existía el mal moral? Creo que aunque Adán y Eva fueron creados moralmente rectos (Ecl. 7:29), eran como niños, es decir, todavía no eran totalmente maduros en cuanto al conocimiento del bien y el mal.
Tal vez en ese sentido necesitaban o requerían asistencia angelical, quienes han sido puestos por Dios para servir a los herederos de la salvación (Heb. 1:14). Aunque esto es más una especulación, lo que si está claro es que este querubín no cayó en Edén como resultado de una rebelión, sino que fue puesto ahí desde su creación.
Además, este querubín gozaba de una posición privilegiada en el concilio angelical, pues tenía acceso directo al santo monte de Dios (v. 14), desde donde Él mismo descendía para tener comunión con sus siervos Adán y Eva (Gen. 3:8; cf. Num. 3:7-8; 8:26; 18:5-6).
Y es en ese contexto en el que viene su caída. El pasaje de Ezequiel dice que todo caminaba o marchaba a la perfección hasta que se halló iniquidad en él (v. 15). Según el pasaje, este querubín, corrompió su sabiduría (v. 17), la cual es designada en Génesis 3 como astucia, y con la cual sedujo a Adán y Eva a rebelarse contra el gobierno de Dios (Gen. 3:1-6). ¿Por qué? ¿Qué llevó a tentar al ser humano, contrario al plan o propósito de Dios? Creo que la clave de esto la encontramos en Génesis 1:26-28, donde el ser humano es creado a imagen y semejanza de Dios y como tal, recibe de Dios el dominio de todo lo creado.
En el Salmo 8 leemos un comentario inspirado de esa verdad. Según el salmista, a pesar de que el ser humano es “UN POCO MENOR QUE LOS ÁNGELES” (v. 5), fue a este a quien Dios coronó de gloria y majestad, poniendo todo lo creado bajo sus pies (v. 6). Se hace eco también de esta verdad en Hebreos 2:5-9, donde se nos dice que Dios, conforme a lo establecido en este Salmo, no puso el mundo venidero bajo los pies de los ángeles, sino bajo los pies de un hombre, Jesús, “aquel que fue hecho un poco inferior a los ángeles” (Heb. 2:9).
Una vez más, la idea detrás de este pasaje es que el propósito original de Dios es que la creación quede sujeta bajo los pies humanos, no bajo los pies angelicales. Y esta es, en mi opinión, la razón por la cual Satanás y los demonios “no conservaron su señorío original, sino que abandonaron su morada legítima” (Jud. 1:6).
A pesar de sus grandes privilegios, este querubín protector no estuvo conforme con su señorío original, sino que lleno de orgullo a causa de su hermosura y sabiduría, expresó su desacuerdo con el decreto divino de poner al ser humano a señorear y, la manera de mostrarlo fue seduciendo a nuestros primeros padres a rebelarse contra el orden establecido por el Creador.
Dicho de otra forma, la manifestación externa de su orgullo interno fue el atrevimiento de arrojar la cascara de plátano para que Adán y Eva cayeran de su estado privilegiado. El resultado de esta rebelión satánica fue su propia caída. Según el pasaje de Ezequiel, a causa de su oposición a los propósitos de Dios, su privilegio de acceder al concilio angelical en el monte de Dios le fue quitado: “… te llenaste de violencia, y pecaste; yo, pues, te he expulsado por profano del monte de Dios, y te he eliminado, querubín protector, de en medio de las piedras de fuego” (Eze. 28:16).
Y no solo eso, sino que también fue humillado, pues en el verso 17 agrega, “te arrojé en tierra”. Esto nos recuerda el relato de Génesis 3, como Dios maldijo a la serpiente y le dijo que se arrastraría y comería polvo, siendo esto un lenguaje de humillación y derrota (Gen. 3:14). Y es precisamente en este punto donde entra la derrota de satanás. Según Génesis 3:15 en medio del conflicto entre la descendencia espiritual de la serpiente y la descendencia de la mujer, un descendiente varón de la mujer, no simplemente vencería a la simiente de la serpiente, es que también le aplastaría la cabeza a la serpiente misma, trayendo así liberación de los efectos de la maldición (cf. Gen. 5:29). Y esta derrota de la serpiente que fue profetizada en Génesis 3:15 ocurre cuando Cristo, el segundo Adán y en obediencia perfecta a Su Padre, muere en la cruz como siervo.
De eso trata Apocalipsis 12:7-10. En aquella escena no se halla más lugar para el diablo ni para sus acusaciones en el cielo, por lo cual es arrojado. Ya satanás no tiene como acusar a los hijos de Dios (v. 10), ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de su testimonio (v. 11). Y un día, esa victoria de Cristo y Su pueblo sobre satanás que fue profetizada en Génesis 3:15 y que hoy es proclamada por medio de la predicación del evangelio del reino un día será consumada, cuando este archienemigo de Dios y Su pueblo sea arrojado al lago de fuego para siempre (Mat. 25:41; Apoc. 20:7-10). 

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